Algunos de vosotros ya lo sabéis, pero para los que no, os abro este secreto. Yo de pequeña estaba hecha de mantequilla y algodón de azúcar, contaban las veces que lloraba al día y no eran pocas, soñaba mucho, dormida y despierta, contaba a tres antes de decir algo y luego no hallaba el valor para decirlo así que volvía a contar a tres. Quería ser modelo y bailarina y tener el pelo largo. Sí.
Aprendí a ir en bici pasados los nueve, me daba miedo caerme, hacerme daño, la velocidad, las alturas. Luego vino lo de la tos ferina a los 10 que durante un año o más me hizo quedarme muy quieta; nada de correr o jugar a nada que requiriera esfuerzo físico. Las consecuencias psicológicas siguen en mi memoria física y emocional así que subir montañas o tratar de correr es para mi algo que enhebra miles de frenos.
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