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Yoga y elasticidad

Yoga y elasticidad son dos términos que parecen unidos. Pero, ¿por qué queremos conseguir elasticidad y cuánta necesitamos?

Hay ciertas cosas que nos atraen irremediablemente y a casi todos por igual. Las llamas de un fuego, el movimiento del agua, la forma de los árboles, las nubes, el caminar de una pantera… Hay formas hipnóticas para la mirada humana que atrapan nuestra atención y que de manera instintiva buscamos cuando necesitamos descansar.

Los peces en movimiento (de ahí que su presencia en palacios y templos), ver la arena caer (las dunas en el desierto o cuando la dejamos correr entre los dedos cada vez que nos tumbamos en la playa), ciertas personas al bailar y moverse (bailarines o no, hay personas que pasarías mirando moverse durante horas).

¿Qué tienen en común todas estas cosas? la ondulación, la fluidez, la suavidad, la naturalidad. La no rigidez. La flexibilidad. El permiso para moverse de la manera más espontánea y eficiente posible.

Todo este movimiento que nos atrae es instintivo, sentido y expresado. No preparado. No cohibido.  No coartado. Todo este movimiento simplemente ES.

Los cachorros y bebés se mueven así, son elásticos por naturaleza igual que las plantas al brotar. Poco a poco vamos creciendo, tomando fuerza y en los últimos días es común que las articulaciones se endurezcan, perdemos elasticidad y fluidez y los tejidos parece que se van soldando haciendo que el movimiento se haga más difícil.

Es común al ser vivo que esto ocurra, lo que no es común al resto de especies y a lo que hay que prestar atención es por qué aún siendo jóvenes hay cuerpos tan rígidos y endurecidos en nuestras sociedades occidentales.

Cada vez son más las personas que atraídas por esa flexibilidad que sin darnos cuenta nos inspira juventud y salud se acercan a la práctica de yoga. Igual que hablaba aquí del choque de expectativas, ocurre algo parecido en cuanto a la elasticidad y flexibilidad del cuerpo.

Pero, preguntémonos algo:

  • ¿por qué perdemos esta elasticidad?
  • ¿por qué la queremos de vuelta?
  • ¿cuánta elasticidad queremos?
  • ¿es necesario llegar a realizar ciertas posturas de la práctica de yoga?
  • ¿podemos hacerlo todos?
  • ¿para qué queremos hacerlo?
  • ¿cómo volver a conseguir movilidad?

Antes de seguir, definamos:

Elasticidad: es una propiedad general de los cuerpos sólidos en virtud de la cual recobran más o menos completamente su forma tan pronto como cesa la acción de fuerza que las deforma.

Atención.

Cuando hablamos de elasticidad hablamos en realidad de la capacidad de volver a la forma original, de recobrar el espacio funcional, no dilatado.

Es natural al cuerpo humano. Todos los tejidos, músculos, vísceras, ligamentos, arterias, paredes celulares… todo lo que nos conforma es elástico ya que necesita adaptarse y moldearse a los movimientos vitales. Respirar, latir, tragar, digerir, gestar, parir… La elasticidad es propiedad de los cuerpos sólidos ya que si todo esto fuera rígido, nos romperíamos. Así, lo que se dobla, no se rompe.


  • ¿por qué perdemos elasticidad?

En nuestra sociedad hemos perdido movimientos básicos como el de sentarnos en el suelo, agacharnos o ponernos de cuclillas, separar las piernas, doblarnos hacia delante o extender la espalda. El cuerpo humano está formado por 360 articulaciones que permiten movimiento entre ellas lo que significa que el cuerpo humano tiene inmensa posibilidad de movimientos. Aún así, la mayoría de la sociedad pasa cientos de horas sentados (trabajando, estudiando, conduciendo) o de pie en ciertos trabajos, haciendo colas, en transportes públicos. Lo que no se usa, muere y así, si no volvemos a utilizar todas estas articulaciones y las capacidades que el cuerpo humano nos ofrece, las perdemos. El cuerpo tiene un sistema de memoria que nos facilita lo que más repetimos. Así, el cuerpo, (músculos, fascias y ligamentos) «memoriza» los patrones físicos que desarrollamos, coge la forma y nos permite adoptarla mucho más rápidamente cuando la necesitamos. Si pasamos muchas horas sentados, adquirimos esa forma. Si encorvamos la espalda, adquirimos esa forma…Tobillos, rodillas y caderas son las más afectadas en la pérdida de movilidad y son los cimientos sobre los que construimos el resto de nuestra postura


  • ¿por qué la queremos de vuelta?

Bueno, es como decir que tenemos diez dedos en las manos pero solo vamos a utilizar uno. No tiene sentido.

Los patrones que estamos adoptando no son naturales y tienen efectos importantísimos en la salud.  Pasamos muchas horas comprimiendo el abdomen y las vísceras a causa de la postura, la tensión y el estrés crónico. Cada vez es más común encontrarse con personas que no pueden respirar profundamente, relajar el abdomen o estirar la espalda. Es considerado normal que nos duela la espalda o el cuello o la cabeza y no vemos relación entre todos estos síntomas. Pero los músculos y tejidos que pasan horas en tensión y contracción no reciben la misma cantidad de flujo sanguíneo que aporta nutrientes y oxígeno. Imagina que vivieras en una habitación que no airearas nunca. El cuerpo es lo mismo. Necesita abrirse, airearse, moverse. El cuerpo está pensado para ser movido en todas las direcciones y lo estamos perdiendo.

Mantener las articulaciones sanas hará que sean útiles y esto implica mantenerlas móviles.

Para que una articulación esté sana necesita que haya flujo de sangre, oxígeno y nutrientes que lubriquen todos los tejidos que la conforman. Y para que esto ocurra, necesita moverse, igual que el agua de un río. Si no, se estancan.


  • ¿cuánta elasticidad queremos?

He aquí el debate. Como explico brevemente en la pregunta anterior, queremos tanta elasticidad como nos sea posible para mantener este cuerpo y todos sus engranajes en su óptimo funcionamiento el mayor tiempo posible.

Ya que nos acostumbramos a lo que hacemos y tenemos la creencia de que el cuerpo se va deteriorando y no pasa nada, hemos adoptado como realidad normalizada que el cuerpo duele.

A causa de esto entre otras cosas hemos perdido muchísima sensibilidad no solo a lo más obvio como músculos y piel sino también a la percepción de las vísceras, del sistema nervioso, del sistema cardíaco y respiratorio y hasta del sistema endocrino.

El movimiento nos aporta información propioceptiva y permite que cultivemos sensibilidad a lo que normalmente no atendemos.

La relación de estas ideas con la práctica de yoga las desarrollaré en otro texto porque son fascinantes. Pero nos quitarían mucho tiempo ahora.

Resumiendo, queremos mantener el cuerpo sano (lo que implica que podamos percibir su estado) y queremos tanta elasticidad como necesitemos.
Para algunas personas será poder agacharse a coger y jugar con sus hijos o nietos, para otros escalar montañas, para otros correr, para otros poder mantenernos en postura de meditación y escucha. El cuerpo no tiene que doler ni molestar. El cuerpo nos habla constantemente, es precios que escuchemos.


  • ¿es necesario llegar a realizar ciertas posturas de la práctica de yoga?

Hay que recordar de dónde viene esta práctica. Hay personas que nos dedicamos a ello. Que nuestra intención es ponernos a la escucha y al servicio de este sistema cuerpo mente y que pasamos horas y horas y horas estudiando, escuchando, practicando y observando lo que ocurre como si fuera un laboratorio. No todo el mundo tiene que hacerlo. Cada uno lleva la práctica hasta donde quiere.

¿qué es lo que nos incita a llegar a esas posturas? ¿para qué lo hacemos? ¿por qué lo hacemos? Sin duda, no es tan importante la postura si no quienes somos cuando estamos en ella.

Para mi, y lo repito mucho en clase, la postura es un escenario más en el que observar este paisaje cuerpo-mente y aprender a respirar en él.

Desde luego, poder hacer según que posturas de yoga no nos hará ni mejores personas, ni mejores yoguis. Hay millones de gimnastas y contorsionistas que pueden hacer sin dificultad todas estas posturas, pero su intención tras la postura es radicalmente distinta. Hay miles de maestros que no pueden mover el cuerpo en ciertas posturas pero su sabiduría y percepción de lo sutil es mucho más amplia.

Parte de la postura está ahí para estimular ciertos sistemas, quitar presión de algunos lados, limpiar y depurar órganos… y parte de algunas posturas están ahí como fruto de la exploración y el permitirse ir más allá de lo conocido.

Es necesario que la postura nos sirva de inspiración y que en el proceso de desapego a la postura, al fruto, a lo visible y preciado y en el camino al encuentro con uno mismo y nuestra realidad constantemente cambiante podamos aprender muchas cosas sobre nosotros mismos.

Crear espacio de conocimiento, cultivar sensibilidad, la apertura mental y emocional que se desgrana de observar que lo que creíamos imposible, ocurre antes o después, la aceptación de que el cuerpo cambia y hay posturas que antes nos salían y que luego dejan de ocurrir, entender que todo esto es pasajero.

Las posturas que nos remueven, que nos cuestan, nos permiten la posibilidad de preguntarnos qué es lo que está ocurriendo en nuestro espacio, nos dan otra visión de nosotros mismos.

Este viaje es con uno mismo y es una invitación a volver al asombro por lo que somos. Que volvamos a la humildad que nos permite celebrar lo ajeno tanto como lo propio y desprendernos de cualquier competitividad.

2 comentarios en “Yoga y elasticidad”

  1. Queremos ser más flexibles porque la flexibilidad es sinónimo de vida, de movimiento, porque algo dentro de nosotros sabe que nos traerá muchos beneficios para el cuerpo pero también para la mente. Cuando durante la practica realizamos posturas que requieren flexibilidad avanzamos poco a poco, así debe ser para no dañarnos. Yo percibo esos pequeños logros porque me voy sintiendo más cómoda en la postura, como si fuera natural, familiar, como que de pronto mi cuerpo físico encaja ahí, y cuando eso ocurre mi mente se comporta igual, descansa en ese lugar

  2. Tu si que eres una de esas personas que hipnotizas con tus movimientos y tu energía; que me tiraría horas y horas viendo como te mueves, te adaptas, te contraes, te compactas, te creas nuevas formas corporales, te yergues y te vuelves al inicio del todo, con una armonía seductora y magnética.

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